domingo, 6 de junio de 2010

Transgénicos ¿preparados para comer?

Daniel Rodolfo Román Montoya.

¿Qué es un transgénico? Un organismo transgénico es aquel cuyo material genético ha sido alterado en laboratorio de un modo distinto al que habitualmente lo modifica la naturaleza. La biotecnología permite transferir de manera segura un gen de un organismo a otro para dotar al receptor de alguna cualidad de la carece.
Por ejemplo, hacerlo resistir mejor un tipo de plaga.
¿Para qué sirve? Las modificaciones realizadas en el producto le confieren característica de gran interés. Pueden ofrecerle Resistencia a insectos, como el caso de maíz Bt, que genera una toxina de origen bacteriano contra el taladro, un parasito que infecta las plantaciones.
Gracias a la modificación, la plaga puede controlarse con menor uso de insecticidas. Existen también manipulaciones que convierte a la planta en un organismo resistente a los herbicidas, lo que facilita la aplicación, incluso en fase de germinación de la semilla, de estos compuestos fundamentales para el cultivo. En el futuro se generalizara el uso de estas modificaciones para reforzar la Resistencia a virus o para reducir los procesos de oxidación que hace que la planta se deteriore una vez cortada.
¿Cuántos hay? Hoy día, en Europa no se puede cultivar libremente estos productos. Solo existen 18 modalidades autorizadas. Se trata de varias especies de colza, endivia, maíz, tabaco y clavel.
Ninguna de ellas se produce para el consumo directo humano. En Latinoamérica y otras regiones como Estados Unidos y China se cultivan otras especies, entre las que se destaca la soya, el betabel y el algodón.
Un club selecto
La producción de transgénicos es una actividad reservada a una minoría selecta de países.
NORTEAMERICA. La mayor parte de los cultivos del mundo están en suelo de Estados Unidos.
Allí, el 81 por ciento del algodón y el 40 por ciento del maíz son modificados. En Canadá la situación es similar aunque allí se ha planeado cierta oposición a la introducción de trigo transgénico, ya que los agricultores temen que la acción perjudique las ventas en el mercado internacional.
MEXICO. Se permite el cultivo de algodón transgénico pero no existe autorización para el maíz: Las autoridades quieren preservar algunas de las cepas de cereal más antiguas del mundo. Aun así, algunas organizaciones han detectado rastros de maíz modificados en ciertos cultivos. El caso ha sido objeto de un vivo debate: las Instituciones Ecologistas consideran que se trata de un caso de contaminación genética provocadas por variedades modificadas que se compran en el extranjero, pero algunos expertos apuntan a que puede tratarse de un simple fraude de agricultores que plantan maíz transgénico sin permiso.
BRASIL. Desde 1998 el Gobierno Brasileño ha decretado dos prohibiciones al cultivo de soya modificada, pero los agricultores han seguido plantándola sin permiso. En la última temporada, las autoridades del país levantaron provisionalmente la prohibición, lo que puede suponer un primer paso hacia la autorización definitiva. En cualquier caso, el 80 por cierto de los cultivos de soya brasileños son ya transgénicos, las semillas proceden de Argentina.
EUROPA. La UE está a la espera de una inminente decisión que permite levantar la moratoria sobre transgénicos en el continente. La ultima variedad autorizada data de 1998. De las 18 especies cultivadas solo una (un maíz BT plantado en España) se produce en grandes cantidades.
ESPAÑA. Es un caso especial en Europa, ya que desde 1998 se autoriza la liberalización comercial de una modalidad de maíz protegido genéticamente contra la plaga del taladro. Según denuncia Greenpeace, es imposible saber la extensión exacta de cultivos de esta especie aunque podrían rondar el 6 por cierto de la superficie total de maíz.
Algunas organizaciones agrarias como la Asociación General de Productores de Maíz en España han reclamado el derecho de plantar variedades modificadas; recuerdan que es una práctica totalmente legal, aseguran que los rendimientos han mejorado considerablemente desde que lo hacen y denuncian que activistas de Greenpeace han asaltado legalmente los campos de cultivos de algunas zonas del noroeste, en señal de protesta. La polémica sigue viva.
México y el uso del transgénicos
Nuestro país produce una gran variedad de plantas modificadas genéticamente entre las que destaca el jitomate, papas y le algodón, mientras que a nivel mundial existen más de 40 especies como soya, colza, papaya, calabaza, trigo, arroz, uvas y fresas, por mencionar algunas, y según informes de la organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE), son ciertas las afirmaciones de que los transgénicos son tan inofensivos como cualquier otro alimento de consumo humano. Sin embargo, el propio organismo recalca la creciente necesidad de que existan normas universales para realizar pruebas de inocuidad en los mismos, debido a los diferentes métodos usados por los países que actualmente emplean y desarrollan estos alimentos; las reglas estandarizadas ayudarían a reducir la duplicación y confusión en los mecanismos de prueba a que son sometidos los productos transgénicos.
En México, explica el científico Luis Herrera Estrella, no hay una reglamentación específica; existe una Ley de Salud, pero no una formal para este tema. En su oportunidad La Academia Mexicana de la Ciencia mandó una propuesta al Poder Legislativo, la cual fue aprobada por el Senado y falta que lo sea por la Cámara de Diputados, pero ha sufrido modificaciones y, según el especialista, presenta grandes vacios y es restrictiva. “ahora para que los científicos podamos realizar investigación al respecto tenemos que pedir una serie de permisos a las Secretarias del medio ambiente, agricultura y salud, situación que complica los estudios”.
Pese a los beneficios que el director del Cinvestav Irapuato afirma tienen los alimentos transgénicos, en el país hay cierto temor a que definitivamente sea una opción alimenticia. Al respecto opina que se debe analizar a conciencia la situación de México y decidir que es bueno o malo, pero sin tomar decisiones radicales antes de investigar.
“Es necesario que no se caiga en la mentira, que se informe bien acerca de estos alimentos y que se invierta más en investigaciones. Países europeos invierten grandes cantidades en ello. Mientras que en el nuestro apenas se canalizan de 5 a 10 millones de pesos”, sostiene.

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