domingo, 6 de junio de 2010

TEMAS SELECTOS DE SALUD PÚBLICA

Francisco Millán Velasco
5 DE JUNIO DIA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE: ¿A DÓNDE SE VA LA TIERRA, NUESTRO SUELO?

Triste pero hubo muy pocas actividades en la Región Altos de Chiapas sobre el “Medio Ambiente” día que se celebra y se marcan metas y compromisos cada año este 5 de junio, su Día Mundial, como proclamó la ONU desde 1972. Este día en el mundo se celebra con concursos ecológicos, siembra de árboles, participación escolar, desfiles, artículos periodísticos, fotografías, mesas redondas, cursos de capacitación en la conservación del medio ambiente. También creación de viveros municipales, semillas y equipos contra incendios forestales, implementar una policía montada o forestal, y más leyes al respecto etc.

Hay una abundancia de temas más: el calentamiento global con el resultante cambio climático y escasez de agua; la contaminación del agua, especialmente el derrame de petróleo en el Golfo de México; la basura, basureros y el reciclaje; la capa de ozono y la contaminación de aire; Blackfire, la minería en general y la contaminación del suelo; los quince años de las reservas La Encrucijada y La Sepultura, y un sinfín de temas más. Chiapas entero con todos sus ayuntamientos debe promover el cambio de actitud de las comunidades en la prevención y combate de los incendios forestales.

Pero me llamó la atención una nota en El Universal del día 4 de junio sobre el deterioro del suelo agrícola en el país, denunciado por el líder de la CNC, Cruz López Aguilar. El dirigente campesino cita cifras: que el 50% del territorio nacional está dañado, que la superficie cubierta de vegetación ha disminuido del 52.1% al 42.8% en los últimos 40 años, y que se prevé una reducción en la superficie cultivable de entre 13%-27% para el año 2050.

Eso ¿qué quiere decir? Que aunque se vaya aumentando cada vez más la población, se va reduciendo cada vez más las hectáreas sembradas para alimentar a esta. En una palabra: el hambre. Agrégale otra palabra: la sed. Conforme que se vaya quitando el bosque, cuyas hojas y raíces reciclan y detiene el agua, habrá menos lluvia y ésta correrá a tropel por las montañas, arrasando aún más suelo antes de desbordar a los ríos. Según el cenecista, los daños al suelo se deben a la salinización y/o escasez de agua, el sobrepastoreo, los incendios forestales y la deforestación con el azolve resultante. Las tres causas últimas saltan a la vista.

¿Quién no ha visto, por la nueva carretera a Tuxtla, grandes laderas antes cubiertas de bosque, ahora convertidas en pedregales inhóspitos por tanto roza, tumba y quema? ¿Quién no ha notado la erosión devastadora entre los comedores por Zacualpa y el Puente San Cristóbal? Por cualquier carretera que uno vaya observamos la destrucción del bosque. Un intento de reforestar con cipreses las áreas planas se ve burlado por los profundos canales en el suelo rojizo de las laderas, desnudado de toda vegetación y salpicado de grandes rocas a punto de desprenderse del poco suelo que las anclan, y rodar por la carretera.

En toda esta carretera, son contados los sembradíos donde sus dueños hacen el esfuerzo de conservar el suelo con las antes conocidas terrazas, bardas, franjas de árboles o sencillamente rastrojo acostado en hileras horizontales que siguen los contornos de los cerros. Estas son técnicas eficaces, comprobadas para detener el azolve y conservar el suelo, pero pocos, poquísimos campesinos los emplean.

Ahora el crecimiento desbordado de la población ha lanzado un ataque frontal a los bosques que nos quedan. Invasión de reservas ecológicas, construcciones en los mismos cerros, en áreas delicadas o de inundación y la tala constante de madera se combinan para hacer un panorama desolador. Camina por el Río Fogótico o el Amarillo, estas corrientes de aguas negras al aire libre, o al salir de la ciudad por el oriente, rumbo al Arcotete o el Peje de Oro, el lector se puede dar cuenta del zumbido constante de las motosierras, las colonias crecientes de casitas de madera, desprovistas de todo árbol, los cerros desnudados de su bosque y las tablas apiladas para la venta.

Ojalá que el gobierno federal, el estatal y los municipales emprendieran una gran cruzada en Chiapas al estilo de ese gran Programa de los Altos de Chiapas que fue el PRODESCH para convencer a los campesinos, a los ganaderos, y ejidatarios, de conservar la tierra, proteger el humus colocando terrazas, con franjas horizontales de árboles sobre el contorno de la tierra. Incluso recuperando el terreno cerca y a la vista de los viajeros por las carreteras; allí la conservación del suelo quedaría aparente, a la vista de todos los transeúntes que pasaran por la carretera. Ojalá que la SEP ordenara a los maestros rurales dar una materia llamada conservación del suelo, donde todos los alumnos de primaria, secundaria y preparatorias de la nación aprendieran sobre el peligro del sobrepastoreo y del sistema tumba-roza y quema que ha empobrecido nuestros suelos. Ojalá que los Partidos Políticos en esta contienda electoral 2010 incluyan en sus programas y plataformas este tema del Medio Ambiente, que los agentes municipales vuelvan a entender que la tierra se debe cuidar, que aprendieran a fabricar fogones de adobe o block para que las mujeres campesinas pudieran cocinar con menos leña. Y ojalá que muchas acciones más se tomen antes de que sea tarde…

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