Entre más conozco a la gente, más quiero a mi perro. Alguien dijo esa frase; y es que realmente a veces no se sabe como tratar a las demás personas, por ejemplo, si te portas condescendiente, tolerante y humilde, lo malinterpretan y quieren luego pasarse de listos y te quieren tomarte el pelo y perjudicarte, y empieza a fastidiarte con innumerables actos en contra de tu persona pero, cuando la gota derrama el vaso y sale a flote el carácter y le reclamas como se merecen , esos estúpidos oportunistas y cobardes dan un paso atrás sorprendidos para luego achacarte de agresivo.
¿Y como puede uno reaccionar o que reacción esperan de ti aquellos que por su mezquino proceder rompimos ya definitivamente todo tipo de relación y en algún momento, lugar o circunstancia nos volvemos a topar y ellos y sorpresivamente te brindan un saludo cordial, te extienden la mano y con sonrisa de oreja a oreja? ¿Qué esperan de ti en ese momento? ¿Cómo quieren que se tome ese inesperado saludo? ¿Como una muestra de paz, de educación, o que? Para mi es una desfachatez y burla cien por ciento. ¿Cómo es posible que después de hacer mucho en tu contra, de buenas a primeras te quieran brindar la mano y saludarte como que nada pasó? Uno no quiere saber nada ya de esas personas y está uno tranquilo de que ya no tendremos que tratar con ellos, y con esa nueva actitud, es una mentada de madre. Talvez con el espíritu de nobleza que existe en cada uno de nosotros (no todos) se habrá ya perdonado pero no olvidado sus cochinas acciones, lo único que puede uno darles en ese momento es solamente una mentada de madre o un chingadazo, mínimo, si tienen suerte, si no, para que les cuento.
Uno es responsable de nuestras propias acciones y de las consecuencias que resulten de éstas. Se debe tratar a los demás como quieras ser tratado, hacer ver a los demás sus errores y no aprovecharse de estos para perjudicarlo, más si son compañeros de trabajo o equipo, practica la solidaridad y ayuda mutua sin egoísmos, si tienes mas experiencia que los demás, oriéntalos, no los critiques y no quieras sacar provecho de sus deficiencias, cualquiera que éstas sean. Da a conocer a los demás tu superioridad académica, física o lo que fuere, con mesura y tacto, no haciéndolos quedar mal, ni poniéndolos en mal ante nadie. Gánate tu lugar o el lugar que quieres por mérito y acciones buenas, no trates de desplazar a alguien con malos informes e intrigas ni chismes. Da tus razones de una manera serena, clara y con verdad. Y si eres una de esas personas que han ofendido a alguien con actitudes negativas y deshonestas, no trates de simular que no ha pasado nada y quieras brindarle un saludo, recibirás mala respuesta. Si has recapacitado y te has dado cuenta que tu proceder fue malo con alguien, demuestra tu valor civil, aunque con la cola entre las piernas pero con la vista en alto y de frente, pide disculpas de tu equivocación, no es humillación, es valor moral. No es fácil pedir perdón, solo los valientes y nobles lo hacen, el ser perdonado o no, es solo un riesgo que se debe correr y en que se puede perder para siempre la amistad o el amor de alguien… o recuperarlo con más fuerza.
Hasta la próxima y recuerden: “EL QUE SIEMBRA VIENTOS, COSECHA TEMPESTADES”
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