domingo, 24 de octubre de 2010

NUESTRO PATRIMONIO

María del Carmen Franco García

Tanto interés de algunos ciudadanos para que San Cristóbal de Las Casas sea declarada Patrimonio de la Humanidad ha provocado que el tema sea usado como recurso mediático para el posicionamiento político de algunos aspirantes a candidatos en el año 2012.
La realidad acerca del patrimonio que actualmente tenemos los Sancristobalenses es deprimente. Si vemos a nuestro alrededor encontraremos nuestras montañas cruelmente mutiladas. El otrora vistoso y elegante caserío del centro histórico se encuentra ahora en gran parte vulnerado. Muchos edificios coloniales han sido modificados en su estructura sin respetar su valor original. El atractivo y la riqueza de este San Cristóbal de Las Casas se está perdiendo en forma acelerada gracias a la inconsciencia, la ambición y la corrupción de unos cuantos. Quisiera saber por cual patrimonio se está buscando una declaratoria mundial.
No se trata de decir que nuestra ciudad merece tal título. De lo que se trata es que trabajemos por recuperar lo que está haciendo desmerecerlo. Y la tarea no es fácil. En lo absoluto. Las condiciones que debe reunir esta ciudad para ser nominada se han perdido sin opción a recuperarlas, comenzando por las montañas ahora devastadas. Por eso me sigo preguntando ¿cuál patrimonio? ¿Patrimonio histórico será la saturación de cantinas y bares? ¿Patrimonio histórico será las calles destrozadas? ¿Patrimonio histórico será los ríos pestilentes? ¿Los manantiales extintos? Lo anterior por mencionar apenas una parte de la destrucción.
Esa es la verdadera herencia que estamos dejando a las generaciones venideras. Ese es el verdadero patrimonio deplorable. Esa es la herencia que queda para las próximas autoridades. Lo demás es solamente palabrerío y búsqueda de protagonismo. Sabemos bien que lo que se necesita es un arduo trabajo de recuperación por lo que aún pueda recuperarse. Y para ello se requieren muchos años, mucho dinero y mucha voluntad. Se requiere mostrar en verdad el cariño al pueblo y no solamente pasarnos la vida haciendo observaciones, dando recetas o juzgando el actuar de otros. Tendríamos que buscar la mejor manera de integrarnos y trabajar sin envidias ni intereses personales. Ya bastante dejamos pasar y dejamos hacer. Ya de críticas de café ha sido suficiente, de comentarios detrás de la puerta. Es tiempo de trabajar para el beneficio común. ¿Qué esperamos?

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