domingo, 22 de agosto de 2010

Temas Selectos de Salud Publica

“EL PROGRESO DE UNA COMUNIDAD”, ¿MEJORÓ LA CALIDAD DE VIDA?

Francisco Millán Velasco

Hay indígenas Tzotziles asentados en miles de hectáreas de la serranía y valles de la región central en Zinacantan, Larrainzar, Chamula, Chenalho, y Mitontic, entre otros municipios más, siempre habían sido principalmente agricultores con un alto grado de independencia; hace unos quinquenios prácticamente eran autosuficientes. Su cultivo principal era el maíz, y muchos granos, y hortalizas frutas, también poseían animales domésticos. El tamaño de sus pueblos variaba, unos más grandes que otros según el agua disponible. No desperdiciaban nada, y su basura era orgánica, volvía a la tierra, es decir se reciclaba. No producían desechos tóxicos.

En una de esas comunidades recuerdo que todos compartían enseres y herramientas de trabajo, sus hermosas ropas atuendos indígenas los identificaban y protegían de las inclemencias del tiempo. Hacían su ropa con lana de animales locales como la lana del borrego, manta y los zapatos también de cuero de animales, los sombreros de paja. La gente satisfacía sus necesidades casi sin dinero, con sus destrezas habilidades a mano y en base en un sistema de trueque.

Los indígenas tzotziles en esta comunidad tenían una fuerte identidad e integración cultural y una enorme riqueza espiritual y creativa, producto de una peculiar forma de vida de más de 500 años de tradición. También poseían una gran riqueza en conocimientos de Medicina Indígena Tradicional y Herbolaria que algunos conservan hasta hoy día. Sus asuntos y diferencias los resolvían mediante la participación de todos, el tradicional referéndum, conservando sus usos y costumbres con armonía y de acuerdo a sus tradiciones y creencias.

Alguna vez escuche a uno de sus grandes líderes un indígena de Mitontic, que dijo: “Aquí no hay pobreza” es mas “vivimos de la costumbre, no necesitamos de ustedes los ladinos, y mestizas, y no vamos a cambiar; el día en que olvidemos el costumbre, ese día habremos de haber muerto como gente indígena tzotzil”. (Por cierto tzotzil quiere decir hombre verdadero, hombre fuerte.)

Muchos años más tarde los partidos políticos empezaron a necesitar de sus votos, y empezó a fluir el turismo a la zona, y con el llegaron otras influencias… penetraron muchos comercios y productos. Por la televisión la gente empezó a ser seducida por esas imágenes. Se generaron nuevas necesidades a veces solo de productos de consumo que no satisfacían sus necesidades básicas. Empezó la migración a las ciudades grandes. Miles de indígenas tzotziles comenzaron a vivir en cinturones de miseria alrededor de San Cristobal Las Casas que se lleno de colonias irregulares sin servicios básicos, y donde la gente no asoma ni en los censos, pues siguen registrados en sus pueblos originarios semivacíos.

Las ropas de fibras sintéticas reemplazaron a las tradicionales de lana, también la dependencia del comercio exterior fue día a día en aumento, y finalmente perdieron su autosuficiencia. Esto genero desempleo, inflación, y violencia. Poco a poco se tuvieron que enfrentar a un nuevo problema: la basura generada por materiales importados como latas, vidrio, platicos y fierro. Aumento la población y la gente requirió mas del vital liquido, cada vez más agua para arrastrar los desechos, aparecieron enfermedades relacionadas con el agua como aquellos brotes que recordamos de “cólera”. También en la región hubo mas disputas por el poder político, por la religión, por el agua, entre las diferentes comunidades tzotziles hasta aquella grave, que por explotar un banco de arena en Chenalho se produjo la masacre de Acteal y otras que todos conocemos.

La seguridad que les daba su identidad cultural se diluyo y surgieron dudas sobre quienes eran y el valor de su vida milenaria. El turismo y los medios de comunicación (novelas, televisa etc) les presentaron una imagen de lo que debería de ser la vida humana según el modelo económico del primer mundo; tener coche, usar celular, consumir más y tirar objetos desechables, ver programas violentos por la tv por la video.

A través de ello conocieron maquinas y herramientas de todo tipo, que a su modo de ver eran casi mágicas. Maquinas para tomar fotos, para llevar música a todas partes, para contar el tiempo, para hacer fuego instantáneo, para viajar de un lugar a otro más lejos y con facilidad, y para matar con tan solo apretar un gatillo. Aparentemente las maquinas podían hacer todo lo que el hombre, pero, mejor aún.

Además los turistas se veían limpios, de manos suaves y blancas altos, de modales y gustos finos, y que tan solo usar una tarjeta sacaban dinero que guardaban… y solo después de regatearles les pagaban un precio muy bajo. Todo ello les dio la sensación de que estaban “retrasados y en desventaja” Tanto los turistas como la televisión les señalaban otro mundo en donde la vida era mas fácil, limpia, hermosa, rica y excitante…..En contraste con esas imágenes, su vida les pareció primitiva, aburrida e ineficiente.

Sin embargo, tras esas imágenes no vieron otras características que también pertenecen a este nuevo modelo: el desempleo, la pobreza extrema, la drogadicción, la violencia, el estrés, la soledad, el miedo a envejecer, y la contaminación ambiental. Así, tuvieron la visión de una sola de las dimensiones de la “modernidad” urbana occidental, su cara más atractiva. El resultado fue como una bofetada a su cultura.

Al darse cuenta de que un turista nacional o internacional gastaba en una semana lo que un tzotzil ganaba en meses, y al compararse con ellos o con personajes de los héroes de las novelas se sintieron estúpidos, tontos, avergonzados y pobres...Empezaron a suplicar que eran pobres, y se hicieron y creyeron que eran cada día más dependientes. Los hombres más que las mujeres empezaron a rechazar su antiquísima cultura, y mostraron una gran avidez por los símbolos del “progreso”, el “desarrollo” y la “modernidad”. Se podría decir que sus necesidades les fueron impuestas.

La desintegración familiar también creció. El ambiente que vieron ellos y sus antepasados y que les rodeo por generaciones también desapareció cuando ya no hubo bosque, ni árboles donde guarecerse de la lluvia o los intensos rayos del sol.
El nuevo modelo entonces consistió en concreto, plástico, y fierro. La gente entonces estaba empobrecida física y espiritualmente. El mismo indígena que antes decía “en esta región no hay pobres” el mismo pero ya de viejo decía; “ayúdenos, somos muy pobres”.



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