domingo, 13 de junio de 2010

Embolias….

Daniel Rodolfo Román Montoya.

Pedro j., de 58 años, un buen día para llamar a las cosas por su nombre. Decía “llévenme a sillón” queriendo decir “cama”.
También hacía la misma pregunta varias veces, sin registra las respuestas que le daban. Pasaron varios días antes de que lo llevaran al médico. Padrece ateroesclerosis y la familia pensó que era cansancio o síntomas relacionados con el tratamiento hasta que la perdida de conciencia fue notoria. Al llegar la medico el susto fue mayor. Había tenido una enfermedad cerebro vascular de tipo hemorragia subaracnoidea. Se rompió una vena fuera del cerebro; los médicos tuvieron que operar inmediatamente. Afortunadamente, después de drenar la sangre que oprimía el cerebro, ese mismo día, recupero al 100% sus facultades mentales. Este tipo de accidente cerebral no es muy común y fue un caso afortunado ya qué, además de sobrevivir, quedo sin secuelas.
Pero no todos corren con tanta suerte.
Según un reporte de la Organización Mundial de la Salud, de las 20 millones de enfermedades cerebro vasculares (ECV) que se presenta cada año, 5.5 millones son fatales. Tan solo en Estados Unidos cada 45 segundos alguien sufre una enfermedad cerebro vascular, y cada 3.1 minutos, alguien muere por la misma causa. Ya es la tercera causa de mortalidad en el país vecino. En México ocupa el cuarto lugar.
Embolias.
El verdadero hombre es ECV. Vayamos por partes. Todos hemos oído las palabras “embolia”, “trombosis” y “derrame celebrar”, pero la mayoría de la gente no conoce cuál es la diferencia entre cada uno de estos términos.
Si sabemos de alguien que quedo hemipléjico, que murió por derrame o que perdió cierto tipo de capacidades, igual decimos, “le dio una embolia”. Se popularizo el uso de esa palabra, que no es más que un tipo de ECV, para referirse a todos los accidente celebro vasculares. Según el doctor Raúl Nieto, Jefe de la Unidad de Medicina Interna del Servicio de Urgencias Medico Quirúrgicas del Hospital General de México, hay tres tipos de ECV: la trombosis, la embolia y la hemorragia cerebral. “Paradójicamente, aunque todos llamamos a los distintos trastornos vasculares cerebrales embolia, la embolia es, de todos, el que menos se da. En lo personal tengo una estadística de varios años, he visto aproximadamente 3,000 casos. Y en cantidad, el primer lugar lo ocupa la trombosis, el segundo lugar, la hemorragia, y el tercero lo ocupa la embolia. Esos serian los tres principales tipos de ECV.”
En las ECV, una arteria o una vena se bloquean o se rompe y, por lo tanto, deja de suministrar correctamente la sangre a un área del cerebro, lo que da lugar a la muerte de células cerebrales y la pérdida o deterioro de funciones controladas por dicha área.
Las más frecuentes.
Las ECV del tipo isquémico son las más frecuentes. Según el Stroke Center de la Universidad de Washington, 80% de las ECV son de esta naturaleza. Estas pueden a su vez ser trombóticas (cuando las arterias cerebrales se ven bloqueadas por trombos: acumulaciones de grasa, calcio y otras sustancias que se adhieren a la pared de la arteria, obstruyéndola) o embolicas. Es este caso, la arteria no se tapa por un trombo sino por un coagulo formado en cualquier otra parte del cuerpo. El flujo de la sangre lo lleva hasta el celebro y termina obstruyendo alguna de las arterias o venas.
La ECV hemorrágica es causada por una vena enferma que se revienta. Hay hemorrágica intracerebral y subaracnoidea. La primera, como su nombre lo dice, está dentro del cerebro y ahí sucede la hemorragia. La segunda se da afuera del cerebro, en el área que lo cubre.
Estudios para el diagnóstico de enfermedad cerebro vascular:
La importancia de los estudios es vital para el diagnostico, ya que las trombosis y las hemorragias pueden presentar síntomas idénticos, pero el uso de medicamentos en un caso puede ser benéfico y en el otro, fatal.
Tomografía craneal computada. Usa rayos x para producir una imagen tridimensional de la cabeza. Sirve para diagnosticar problemas y accidentes cerebrales.
Resonancia magnética. Usa campos magnéticos para producir una imagen tridimensional de la cabeza. Este estudio muestra el cerebro y la columna con más detalles que la tomografía craneal. Sirve para diagnosticar problemas y accidentes cerebrales.
Doppler de las arterias carótidas en el cuello. Ultrasonido que sirve para fotografíar las arterias del cuello y mostrar el flujo de sangre al cerebro. Con este examen se puede detectar si hay depósitos de colesterol en la arteria carótida.
Doppler transcraneal. Ultrasonido para medir al flujo de la sangre en algunas de las arterias del cerebro.
¿Rabo verde o microembolia?
Cuando los síntomas de una ECV duran menos de una hora se le conoce como ataque isquémico transitorio o microembolia. Esta son las más difíciles de reconocer ya que sus síntomas duran poco tiempo y puede confundirse como estrés o cansancio. Esta también es una situación de emergencia, sobre todo porque aunque los síntomas desaparezcan del todo, puede ser señal de una embolia inminente o puede dejar secuelas. Roció Magallon, gerontóloga de Eishel Nuestro Hogar, comenta los posibles efectos en las manifestaciones de conducta, en especifico cuando el daño se da en los lóbulos frontales. “En estos lóbulos se integra todo tipo de información, consciente e inconsciente, procedente del entorno exterior, del mismo organismo y del almacén mnésico. Gracias a ello, el cerebro planifica, organiza, juzga, regula, ejecuta.
Su lesión puede tener repercusiones sobre algunas funciones cognitivas, pero especialmente sobre las ejecutivas y sobre aspectos de la personalidad y afectividad.”
Algunos pacientes, dice. Con lesión de la región pre frontal muestran su síndrome apático o seudodepresivo, con reducción de la espontaneidad motora y verbal, pérdida de iniciativa, menor productividad en general, actividad motora y metal más lenta, indiferencia afectiva, escasa emotividad y menos interés sexual. Eventualmente alcanzan un estado extremo de mutismo. Añade que “en cambio otros, por el contrario, presentan un síndrome desinhibido, dificultad para detener o reducir la velocidad de ciertas conductas, perdida de autocritica, conducta social inapropiada, indiferencia por los demás, y, en ocasiones, pérdida de memoria y desinhibición o promiscuidad sexual, conductas que en ocasiones se caricaturizan como el viejo rabo verde”.
Cuando los síntomas se presentan.
Según Allen Rapoport, del New England Center for Headache, los más claros síntomas de ECV son de orden neurológico: debilidad, hormigueo en la cara o en algún miembro del cuerpo, torpeza para hablar o caminar y para ver; muy pocas veces hay dolor de cabeza. El cerebro no duele. En el caso de una hemorragia subaracnoidea puede llegar a haber un gran dolor si el coagulo presiona algún nervio.
Es muy delicado con los síntomas neurológicos puedan atribuirse al cansancio, al estrés, que optemos por recomendar “una siesta y mañana vemos”. Esas horas podrían hacer la diferencia entre una parálisis o la muerte y una recuperación bien librada.
Existen medicamentos que si se administran en el transcurso de las primeras horas (entre tres y seis) después que aparecieron los síntomas, podrían evitar secuelas, como fibrinolíticos o trombolíticos locales, y para prevenir futuras ECV, anticoagulantes (por ejemplo, la heparina) y antiplaquetarios ( como la aspirina o la ticlopidina).
Entre más pronto sea atendido el paciente, más probabilidades tiene no solo de salvarse, sino de hacerlo con menor cantidad de lesiones cerebrales. Esto es porque si el área afectada del cerebro solo lleva un par de horas sin recibir sangre y oxigenó, aun puede salvarse con medicinas o intervención quirúrgica para restituir el flujo sanguíneo normal. Si pasan las horas y no se recupera el flujo de sangre y oxigeno hacia la zona afectada, las células irán muriendo, dañando permanentemente las funciones que controlaban.
Por eso, cualquier sospecha de ECV debe tomarse como una situación de emergencia e ir rápido a un hospital o llamar una ambulancia. Hay un dicho entre neurólogos que lo dice todo: en caso de embolia “el tiempo es cerebro”. Que sea el doctor quien te regrese a casa por cansancio después de eliminar la sospecha de un diagnostico cerebro vascular. Lo contrario, no le conviene a nadie.
Pero, más nos valdría prevenir…
Según el doctor Raúl Nieto, en México las ECV “son una enfermedad de la que se salvan los ricos. Para quedar bien, en menos de 12 horas, se puede acumular una cuenta que supera los $200,000 pesos”.
El panorama para los pacientes que acuden de emergencia a un hospital particular y a uno publico es, ante el mismo problema, de resultados muy distintos.” Suponiendo que se llego a tiempo a urgencias (inmediatamente después de la presentación de los síntomas), en uno privado se practicara, de carácter urgente, una tomografía axial, después se procederá a realizar una trombolisis, luego se pasara por una cámara hiperbálica y es probable que quede muy bien. Pero en los hospitales públicos no es fácil disponer, con la urgencia que se requiere, de las maquinas para las tomografías.” Si no se toma la tomografía antes de dos o tres horas, no se puede saber si la ECV es isquémica o hemorrágica y, por lo tanto, no se aplica los medicamentos a tiempo. “cuando ya pasaron demasiadas horas con un cuadro clínico sin atención, lo único que podemos hacer es quitarle el edema cerebral, mandarlos a rehabilitación, para que primero vivan, y después, aunque queden con secuelas, puedan moverse. Casi siempre quedan con hemiplejia y necesitaran de un bastón para desplazarse.” Su ultima respuesta es optimista, “el mejor tratamiento es el preventivo. Se deben revisar todos los factores de riesgo y combatirlos.”
No olvidemos que la mejor embolia es la que no se tiene.

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