María del Carmen Franco García
Sigo creyendo que aún estamos a tiempo de hacer por nuestra comunidad lo que hace falta para poder tener una sana convivencia y un entorno saludable. De despertar nuestra conciencia y de condolernos de nuestros semejantes.
Hacer un trabajo comunitario es de lo más satisfactorio. Participar en uno o en varios grupos organizados, llámense de vecinos, de padres de familia o de cualquier agrupación pero no con fines particulares sino con miras al bienestar común sin aparecer en los medios de comunicación y sin auto alabarse es de gente noble, de personas conscientes de su papel en la sociedad. Aún existe ciudadanía participativa, gente proactiva que cada día hace algo por mejorar su entorno o por apoyar a su vecino. Gente que no requiere de reconocimientos porque es tan auténtica su labor que se satisface en sí misma.
Pero OJO con los falsos héroes y con los que siendo malos de pronto aparecen como los “buenos” de la película… esos traen algo entre manos.
Es de dar risa el ridículo papel que desempeñan algunas personas que se exhiben aparentando ser los redentores de nuestra sociedad siendo por demás conocida en su historia una trayectoria de abusos y de engaños a gente que se ha dejado manipular por ignorancia o por necesidad.
Así vemos de entre los más de doscientos mil habitantes a unos abusadillos que dicen querer a este sacrificado municipio, que levantan su voz, se rasgan las vestiduras y dicen que por San Cristóbal dan la vida, soñando poder pasar a la historia como héroes cuando tal vez podrían pasar a la historia por mentirosos y por abusivos. Muchos de ellos ya estuvieron en la función pública, ya probaron el podercito y guardan por ahí una serie de deseos reprimidos pero también una serie de acusaciones.
A ellos hay que saber identificarlos. De manera personal he conocido a algunos de ellos que sueltan su ponzoña de manera recurrente buscando intoxicar a otros. Generalmente son muy “movidos”, andan por aquí y por allá queriendo quedar bien con la gente. Son extremadamente atentos y amables con quienes quieren quedar bien y extraordinariamente venenosos y ponzoñosos contra quienes así consideran.
Son los clásicos cangrejos que hacen bajar al fondo de la cubeta a los que van alcanzando el borde superior. Son quienes viven como sanguijuelas chupando la sangre de los demás. No pueden vivir solos porque no soportan encontrarse consigo mismos ni tener momentos de auto análisis y reflexión personal porque no superarían sus múltiples culpas y complejos. A esos hay que identificarlos porque son quienes hacen mucho daño a la sociedad. Son más dañinos que los abiertamente intolerantes, apáticos o destructivos.
Esas personalidades con toda seguridad buscan vanagloriarse ante la sociedad, alcanzar la fama y el poder para esconder sus grises entrañas y para validarse ante la sociedad, situación que no lograrían de otra forma. Al engañar a sus víctimas y ponerlas de su parte, van acrecentando su poder hacia el logro de sus fines personales. Estos buitres son los que andan sueltos, rondando a sus víctimas y viviendo de ellas. Son quienes contaminan más que limpiar, los que consumen más que aportar, y los que dañan más que sanar.
Vamos entonces a hacer ejercicios de ayuda mutua, comenzando por apoyar al vecino de siempre o aportando a una buena causa, pero que sean acciones emanadas del corazón, que sepamos reconocer lo que los otros han hecho por el bien de los demás y que también sepamos manifestar de manera prudente y educada nuestros desacuerdos.
Solamente con esa actitud estaremos construyendo lo que mas hemos deseado para nosotros y para nuestros descendientes. Los resultados serán visibles en poco tiempo, porque de otra forma continuaremos perdiendo el tiempo y también provocando confrontaciones inútiles.
Recordemos que la tranquilidad de nuestra ciudad y de nuestro hogar es lo que tenemos por obligación promover y mantener. Y para ello debemos saber identificar a las personas que están actuando en contra aparentando estar a favor. De manera personal pondré énfasis en denunciar a quienes con gran cola y bajo intereses oscuros estén provocando crisis a los demás y estén confrontando a quienes lo único que desean es vivir en armonía, y en una sociedad enfocada al bienestar para todos, al desarrollo y a la paz.
Hacer un trabajo comunitario es de lo más satisfactorio. Participar en uno o en varios grupos organizados, llámense de vecinos, de padres de familia o de cualquier agrupación pero no con fines particulares sino con miras al bienestar común sin aparecer en los medios de comunicación y sin auto alabarse es de gente noble, de personas conscientes de su papel en la sociedad. Aún existe ciudadanía participativa, gente proactiva que cada día hace algo por mejorar su entorno o por apoyar a su vecino. Gente que no requiere de reconocimientos porque es tan auténtica su labor que se satisface en sí misma.
Pero OJO con los falsos héroes y con los que siendo malos de pronto aparecen como los “buenos” de la película… esos traen algo entre manos.
Es de dar risa el ridículo papel que desempeñan algunas personas que se exhiben aparentando ser los redentores de nuestra sociedad siendo por demás conocida en su historia una trayectoria de abusos y de engaños a gente que se ha dejado manipular por ignorancia o por necesidad.
Así vemos de entre los más de doscientos mil habitantes a unos abusadillos que dicen querer a este sacrificado municipio, que levantan su voz, se rasgan las vestiduras y dicen que por San Cristóbal dan la vida, soñando poder pasar a la historia como héroes cuando tal vez podrían pasar a la historia por mentirosos y por abusivos. Muchos de ellos ya estuvieron en la función pública, ya probaron el podercito y guardan por ahí una serie de deseos reprimidos pero también una serie de acusaciones.
A ellos hay que saber identificarlos. De manera personal he conocido a algunos de ellos que sueltan su ponzoña de manera recurrente buscando intoxicar a otros. Generalmente son muy “movidos”, andan por aquí y por allá queriendo quedar bien con la gente. Son extremadamente atentos y amables con quienes quieren quedar bien y extraordinariamente venenosos y ponzoñosos contra quienes así consideran.
Son los clásicos cangrejos que hacen bajar al fondo de la cubeta a los que van alcanzando el borde superior. Son quienes viven como sanguijuelas chupando la sangre de los demás. No pueden vivir solos porque no soportan encontrarse consigo mismos ni tener momentos de auto análisis y reflexión personal porque no superarían sus múltiples culpas y complejos. A esos hay que identificarlos porque son quienes hacen mucho daño a la sociedad. Son más dañinos que los abiertamente intolerantes, apáticos o destructivos.
Esas personalidades con toda seguridad buscan vanagloriarse ante la sociedad, alcanzar la fama y el poder para esconder sus grises entrañas y para validarse ante la sociedad, situación que no lograrían de otra forma. Al engañar a sus víctimas y ponerlas de su parte, van acrecentando su poder hacia el logro de sus fines personales. Estos buitres son los que andan sueltos, rondando a sus víctimas y viviendo de ellas. Son quienes contaminan más que limpiar, los que consumen más que aportar, y los que dañan más que sanar.
Vamos entonces a hacer ejercicios de ayuda mutua, comenzando por apoyar al vecino de siempre o aportando a una buena causa, pero que sean acciones emanadas del corazón, que sepamos reconocer lo que los otros han hecho por el bien de los demás y que también sepamos manifestar de manera prudente y educada nuestros desacuerdos.
Solamente con esa actitud estaremos construyendo lo que mas hemos deseado para nosotros y para nuestros descendientes. Los resultados serán visibles en poco tiempo, porque de otra forma continuaremos perdiendo el tiempo y también provocando confrontaciones inútiles.
Recordemos que la tranquilidad de nuestra ciudad y de nuestro hogar es lo que tenemos por obligación promover y mantener. Y para ello debemos saber identificar a las personas que están actuando en contra aparentando estar a favor. De manera personal pondré énfasis en denunciar a quienes con gran cola y bajo intereses oscuros estén provocando crisis a los demás y estén confrontando a quienes lo único que desean es vivir en armonía, y en una sociedad enfocada al bienestar para todos, al desarrollo y a la paz.
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