
En el mundo hay países en los que el béisbol es el deporte preferido. Los principales son: Estados Unidos, Japón, Cuba, Venezuela y República Dominicana. En México existen estados fanáticos del llamado rey de los deportes: Sinaloa, Sonora y Yucatán. En Chiapas: Huixtla, Tonalá, Arriaga y San Cristóbal.
En esta ciudad, en la segunda mitad del siglo veinte, desde el año de 1950, en forma organizada, comenzaron los campeonatos municipales de beis bol. En aquél lejano año el primer campeón fue el equipo “Electricistas”, glorioso equipo en el que militaban jugadores como, Daniel Sarmiento Rojas, David Ramos, Olinto Lescieur, el capitán Alfredo Trujillo y Ebodio Penágos padre de Agustín, Pepe y Gilberto Penagos que posteriormente fueron brillantes peloteros locales.
Cada barrio de San Cristóbal tenía su equipo contendiente: La Merced se integraba con Mónico Jiménez, Arturo Herrera, Humberto y Gustavo Vázquez, Gilberto Díaz, Alfonso y Pepe Trujillo Rojas, Pepín Bonifaz. El Cerrillo con Ramiro Ramos Ruíz, José Villanueva, Octavio, Francisco y Jorge Ballinas; Fernando Coello, Edmundo Pérez, Cristóbal García, Pablo y Manuel García. Mexicanos contaba con Francisco, Julián y Severo Molina, Roberto Victoria y Alfonso Gómez, el “Camotillo”.
El equipo del centro: “Cardenales” fue comandado por Edmundo Shlie Kramsky, entusiasta benefactor de esa novena; allí militaron Oscar Sarmiento; José, Chano y Paco Salas Mora, Oscar Sarmiento, Javier Ruíz; Heriberto, Manuel y Jesús Velasco,
Nicolás Coello, Javier Ramos Fonseca y el gran equipo, eterno campeón de Santa Lucia; formado principalmente por Manuel Aguilar, Gilberto Román, Álvaro Hernández, “el Cola”, Javier y Aurelio Velasco y Eligio Santiago, el gran ¡ “Lico Roba Bases”!.
Lico, en algunas ocasiones, fue campeón de bateo de aquella Liga de Beisbol, que tenía su escenario en el diamante Fray Bartolóme de Las Casas. En 1956 tuvo un promedio de 479 que significa casi la mitad de éxitos en sus oportunidades al bat. Por su estatura, su agilidad, peso un poco bajo, era un bateador corto, jitero, difícil de ponchar. Era un problema para los contrarios por su gran astucia.
Pero su espectacularidad grande, era la emoción que prendía entre los fanáticos y sobre todo sobre sus admiradores, sus partidarios del barrio de Santa Lucía que lo amaban por su forma de correr las bases. Una vez que se embasaba, llegaba a la primera almohada, su viveza, su agilidad hacía que el cuadro contendiente perdiera su estabilidad. Era un espectáculo aparte. Sus partidarios enloquecian de entusiasmo.
Empezaba a amagar con el robo del segundo cojín y de inmediato ya estaba en la intermedia mediante su gran velocidad, se barría en forma de clavado, jugaba con las almohadillas. Y de nuevo, otra vez, seguía el amago para estafarse la tercera base lo que hacía con relativa facilidad por su celeridad, velocidad y privilegiado sentido de alejarse del cojín en el que se ubicaba.
En algunas ocasiones esta osadía le costaba ser sorprendido a la mitad del camino, y en jugadas de “tira tira”, los jugadores contrarios lo trataban de acorralar y tocar con la pelota para el out correspondiente. Pero esto raramente pasaba. El iba de un lado a
otro burlando el rejuego del cerco y para deleíte y locura de alegría de sus admiradores burlaba el contorno y en esta forma alegre, rápida e inteligente se posesionaba de un avance hacia la meta. Era una gran fiesta.
Su estilo no era sofisticado, era más bien rústico en las paradas cortas, con su manopla que más bien parecía un morral, no dejaba pasar ni el aire. Poseedor un fuerte brazo atrapaba las pelotas y mandaba un riflazo a la primera para, con mucha anticipación, eliminar las ilusiones de embase de los bateadores contrarios que osaban roletear hacia su terreno.
En la vida particular, todavía hace unos meses, siempre desembulaba por las calles coleta con su bicicleta, rápida y veloz:
__” hasta luego Lico Roba bases” le decían y él contestaba:
__” Adios hermano”, en forma alegre, aceptaba el calificativo.
De repente dejó de ser visto en estas arterias, cada vez más llenas de tránsito. Los habitantes se preguntaban ¿que pasará con Lico?, todavía el domingo 6 de marzo de este 2011 recibimos la ingrata noticia: victima de un cáncer en la garganta se despidió para siempre de nosotros.
La funeraria ubicada cerca del puente blanco fue insuficiente para dar cupo a tantos admiradores. Sobre su féretro, estaban sus grandes amores: una pelota y un bat de beisbol. Abajo, él, con una sonrisa fue visto por una multitud que también lo acompañó para darle el último adiós, en el templo de Santa Lucía.
El deporte de San Cristóbal, con la despedida de “Lico Roba Bases” se pierde un ejemplo único, inolvidable de la pelota caliente de su Santa Lucía y de San Cristóbal, eternos campeones del beisbol sancristobalense y estatal del siglo veinte.
Descansa en paz gran “Lico Roba Bases”.
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