Francisco Millán Velasco
Viendo los destrozos e inundaciones de este año, en Pakistán y China, luego en México, empezando con Monterrey, siguiendo por Villahermosa Tabasco, Veracruz, Guerrero y Oaxaca, y todavía aquí por los bordes de los ríos Amarillo y Fogótico, vale la pena pensar en la amenaza para la población, y en la prevención de daños causados por el exceso de agua. Paradójicamente, los mismos agravios que se pueden causar por exceso, también se pueden causar por escasez.
Ahora hay muchísima agua que se absorbe en la cuenca del Valle de Jovel, así que ni se quejen de sus famosos humedales tan cacaraqueados. Miles de litros se están filtrando de día y de noche y llenando los mantos freáticos: Es una maravilla el ciclo del agua. El agua que tomamos aquí viene de los veneros bajo tierra, agua que entra a los mantos friáticos bajo la ciudad. Esta agua es absorbida en toda la cuenca del valle, pero…. ese si será un grave problema: un área enorme de cerros y montañas, amenazada mucho mas por la deforestación y la explotación irracional de minas de arena. El agua la captan los árboles, que detienen su ímpetu, absorbiéndola bajo tierra. En cambio, el agua que corre sin obstáculos por las calles después de los aguaceros, esa es un agua sucia, fuente de contaminación, destructora de casas, y que amenaza a la población por la furia y erosión de la tierra.
Muchos científicos atribuyen la furia de los huracanes no tanto al mal tiempo, sino a los cerros desforestados y pelones que ya no logran detener nada de los torrentes, llenando los ríos con lodo y piedras de tal forma que mayores cantidades de agua tuvieron menores espacios donde correr. Con razón en la región sierra por el rumbo de Motozintla y Tapachula se desbordaron los ríos, llevando cosechas, puentes y casas. Esta agua, contaminada de toda clase de lodo y desechos, es la que ahora inunda los estados del sur. San Cristobal podría perder la belleza de sus preciosas montañas.
Hace 50 años, la zona urbana de San Cristóbal era pequeña, se terminaba al norte en el INI siguiendo el borde del Río Amarillo, en el barrio de San Ramón al poniente, en Guadalupe al oriente y en San Diego al sur. Más allá de estos confines se extendía el hermoso valle con pastizales y ciénegas, donde pastaban vacas suizas y donde crecían los árboles de manzanilla y hermosos sauces, donde la neblina al amanecer no dejaba ver más allá, como si fuera un lago apacible. Dentro de la ciudad, tranquilas calles empedradas absorbían la mayor parte de la lluvia que caía. La gente podía disfrutar la naturaleza sus cerros azules llenos de árboles atractivos paseos por caminitos de terracería por doquier…….
No era del todo idílico, sin embargo. Los sumideros naturales, con todo y el mantenimiento que se les daba, no alcanzaban a drenar las cantidades prodigiosas de agua que recolectaba este valle. Ha habido fuertes inundaciones desde que se tiene memoria. La del año 1922 y luego del 1973 saltan a la memoria, donde las calles principales de La Merced se cubrieron de aguas revueltas, San Ramón quedó hecho un desastre, y hubo ahogados por Los Pinitos.
Si no fuera por el Túnel de Avenamiento “Dr. Manuel Velasco Suárez”, construido en 1974, estaríamos viviendo bajo zozobra, temiendo miles de personas la pérdida de sus bienes, y arriesgando su salud e incluso la vida. Bendito Túnel en que buena hora se construyó. Muchos recuerdos de la gente y de todos aquellos que les tocó aquel memorable día de su inauguración. Ahora se debe cuidar y darle el mantenimiento que requiere año con año.
Quejarse o lamentarse es fácil…., proponer, no tanto. Ni modo de expulsar vehículos, y menos detener el crecimiento de la población. Entonces, ¿qué se podría hacer ahora para disminuir el problema? Señores Regidores del Ayuntamiento Municipal antes de que se vayan dejen más reglamentos municipales y bandos de buen gobierno. Menos grilla y mas materia gris para la mejor convivencia elaborando, dando a conocer, y haciendo valer los Reglamentos y Bandos de Buen Gobierno………
1. Es necesario realmente mantener las áreas verdes con firmeza. Desalentar y evitar las invasiones o construcción de vivienda hormiga como la que existe hoy día, como aquellas que preocupan en lo que fuera el INI, en las Comaleras, en el Cerro del Gato, por los Once cuartos, por todo el periférico, por el cerro del Huitepec etc. Si ya el valle dio de sí hasta donde pudo, menos aún se debe permitir que se siembren cultivos en los cerros, ni que se construyan chozas de madera y casitas de lámina. Hay que reforestar mucho y defender las montañas en los alrededores de San Cristobal. Aplicar la ley y crear reglamentos adecuados. ¿Una policía montada forestal que elabore censos de los que ya están y viven en las laderas pero que impida la tala y apertura de nuevos cultivos y caseríos en los cerros?
2. En muchas ciudades de los EU y de Europa, han limpiado y desasolvado sus ríos y los han ampliado, cuidado y remozado construyendo andadores y sembrando árboles, para que permanezcan sin basura, resaltando la belleza natural de los mismos, y eso a pesar de una historia de contaminación industrial brutal. ¿No sería más fácil aquí, donde son menos los contaminantes? Serían un atractivo más. Pocas ciudades en el mundo son atravesadas por dos ríos con agua en abundancia, incluso ya había un proyecto al respecto que se dejó.
3. Quizás también se podría cambiar el cemento y el asfalto de las calles y estacionamientos por el eco-concreto que absorbe el 90% del agua. El Ayuntamiento podría explorar esta forma de pavimentar calles en el Valle. Cualquier construcción de nuevas carreteras podría usar este maravilloso material, para ayudar a conservar las aguas puras que privilegian a San Cristóbal.
4.- Manejar adecuadamente las aguas residuales, las aguas negras construyendo una Planta de Aguas Residuales, y agilizar los compromisos que ofreció el Gobierno del Estado para la adecuada disposición y eliminación de Basura y Desechos en varias ciudades incluida San Cristobal.
“Mas vale Prevenir que Lamentar”
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