J.G.P.
La ilusión:
Todos los partidos políticos del País sueñan con ganar las elecciones presidenciales, llegar a la cumbre del poder, sin importarles lo que tengan que arriesgar en su aventura, en esta se juegan, como en las peleas de gallos o en las carreras de caballos, el todo por el todo, aunque son cosas muy diferentes, ¿y los pretendientes, a Doña Leonor como se le ha nombrado a la silla presidencial?, de igual forma, apuestan lo que dicen que tienen, su capital político, y, ¿ en qué consiste esto?, bueno, en las “grandes acciones” desarrolladas durante alguna o algunas de sus funciones realizadas, como representantes del pueblo, nombrados por elección popular, o como funcionarios públicos, se supone que lograron capitalizar simpatías, por compromisos resueltos, aceptación, por el honesto trabajo, asentimiento, por las atenciones prestadas a la ciudadanía, en fin por lo amable y comedido que fueron en el desempeño de su administración o como gestor, etc., con lo que este, el pueblo, el electorado, le suma puntos a favor, este es el capital político, y desde este punto de vista, usted y yo amigo lector, podíamos coincidir en la opinión de que la gran mayoría de los que se dicen políticos no poseen un gran capital político, por el contrario, sí, es posible que hayan logrado acumular un gran capital económico, con el que pretenden, y en el mayor de los casos, logran obtener los puestos de representación política y los de la administración pública, y, ¿Cómo es esto posible?, porque usted y yo lo permitimos con nuestro voto o aceptación.
De todas formas, partidos y hombres están apuntados, haciendo amarres, repartiendo sonrisas, invitando lo que sea posible invitar, enviando o entregando regalos, buscando acercamiento con aquellos que puedan tener en su mano la posibilidad de apoyarlos, aunque en sus municipios, distritos, estados no los quieran ni siquiera ver, ¿y los partidos?, ya usted ha visto que es los que realizan, la expresión de la verdadera, de la gran democracia que se respira en el país, realizando alianzas y compromisos, de las que el único afectado es el pueblo, ¿Qué confianza le puede inspirar a usted la mancuerna de partidos cuyas doctrinas o principios son opuestos, cuando las aspiraciones en el propuesta del desarrollo social son distintas?, la alianza solo permite observar una insaciable persecución del poder, los principios no importan esta es una demostración de que los hombres tienen miedo de que se descubra la deshonestidad con la que han conducido las acciones que han desarrollado o el cumulo de omisiones en las han incurrido, durante sus funciones, en fin, todos creen que lo que hacen les permitirá obtener la victoria.
Cuantos cultivan esa ilusión de llegar a ser los que dirijan los destinos de una ciudad o convertirse en legisladores, pero cuál es el sentimiento real que los inspira, ¿servir? ¿Pelear, inconformarse, protestar, por las leyes que se proclamen y dañen al pueblo? Bueno, esta es ilusión del pueblo, y no es que se opine por opinar, sino que la realidad nos lo demuestra, el motor que mueve a o ha movido a la gran mayoría de los políticos son los beneficios que puedan obtener, y no, precisamente del sueldo, con la ilusión, siempre presente, poder continuar disfrutando de los beneficios, usted, amigo lector, habrá observado que tiene mucho tiempo que la llamada clase política es la misma, la misma que proclama la unidad de los mexicanos alrededor de su partido, naturalmente, que esa unidad no existe, que es la más real de las ilusiones fabricadas por el numeroso grupo de sofistas llamados políticos amarrados a los consejos de PLATON, este si un filosofo, que aceptaba que era mejor engañar al pueblo, antes que éste pretendiera gobernar, eso hace mas de dos mil cuatrocientos años, la idea de la clase gobernante aun persiste, lo que conlleva a la existencia de un pueblo dominado, usted, ¿Qué opina?.
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